Dra. María Eliana Pino: “Desde la institucionalidad pública, se puede colaborar en hacer de esta tragedia una oportunidad”
El fuego se propagó desde el Fundo El Peral y afectó los hogares emplazados en la parte alta de Valparaíso. Las llamas no sólo destruyeron dos mil quinientas casas y dejaron once mil damnificados. También, dieron pie a un debate sobre las características de estas zonas y el riesgo para las personas que habitan en ellas.
La Directora (s) del Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), Dra. María Eliana Pino, sostiene que las quebradas de los cerros de Valparaíso no debieran ser objeto de ocupaciones sin regulación, que es la forma en la que han sido pobladas históricamente.
La académica afirma que las presiones políticas y administrativas llevan recurrentemente a la regularización de estos asentamientos, pero que es posible elaborar nuevas estrategias de planificación urbana en la ciudad a partir de la catástrofe desatada el fin de semana.
Existen opiniones que apuntan a que la magnitud del incendio fue consecuencia de que las viviendas se emplazaban en zonas de difícil acceso y sin grifos. Esto pondría en duda la rigurosidad con que se aplica la normativa de planificación territorial. ¿Tiene la autoridad alguna responsabilidad en la magnitud de este siniestro?
Las dificultades de los instrumentos de planificación apuntan, justamente, a su efectividad dado que, en el proyecto, las zonas que han quedado destruidas son áreas que poseen diversas restricciones para su uso. La principal tiene que ver con el porcentaje de pendiente, el cual es elevado, superior a 30%. Esto, sumado al sustrato geológico (batolito andino costero) y su geomorfología (plataforma de abrasión marina) hace que estas zonas no sean aptas para su poblamiento. Las quebradas son todas áreas de restricción y debieran estar despejadas y bien tenidas.
Las personas van levantando sus casas de manera irregular y, como son estratos de población de privados, hacen sus viviendas de forma precaria. Así, estas poblaciones irregulares no poseen equipamiento urbano -redes- ni, tampoco, infraestructura. Por ello, su hábitat es extremadamente vulnerable.
En estricto rigor, quien es el responsable de velar por la efectividad del Plan Regulador es el Municipio y/o el MINVU. Sin embargo, difícilmente pueden ejercer el control en estas áreas de poblamiento irregular. La magnitud del impacto está relacionada con los efectos concatenados del círculo de pobreza unida a factores de emplazamiento y clima del lugar.
La ministra de Vivienda, Paulina Saball, afirmó que “esta es una ciudad que tiene esas características y lo que nos corresponde es asumirlas y plantear estrategias que permitan generar seguridad y calidad dentro de la realidad de la ciudad”. A la luz de este incendio, ¿es sostenible esta estrategia de planificación?
Siempre es posible elaborar nuevas estrategias de planificación, la pregunta de fondo es ‘¿cuál es el país que queremos?’.
La seguridad y calidad de los entornos urbanos pasan por respetar los límites de los entornos naturales, dado que cuando hablamos de desarrollo sustentable estamos hablando de un desafío nuestro como seres humanos. El planeta y sus espacios de riesgo son preexistentes y continuarán presentes con su dinámica evolutiva, independiente de que los grupos humanos respetan esos límites o no. La vulnerabilidad es una condición del grupo humano cuando no respeta los límites y restricciones de los espacios naturales, cuando éstos son habitados. ¿Se pueden superar las restricciones naturales? Sí, seguro, pero eso hace extremadamente onerosa la habilitación de estos espacios. Además, el riesgo siempre estará presente en ellos.
El Nuevo Plan Regulador rige hace dos semanas y, según el alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, “gran parte de esos barrios, casi todos, estaban en regla”. ¿Es necesario someter a una nueva revisión este Plan?
Las reglas están confeccionadas para situaciones estándar, no para situaciones excepcionales ni menos para situaciones preexistentes. Por lo general, las situaciones preexistentes terminan regularizándose, debido a presiones políticas y administrativas. Sin embargo, aún estando todo en regla, según las palabras de la autoridad, los cerros poseen un significativo porcentaje de viviendas irregulares, ausencia de redes de equipamiento urbano colectivo y una situación de riesgo natural efectivo frente a condiciones que inevitablemente pueden ocurrir, tal y como ocurrió en esta ocasión.
El alcalde Castro afirmó que para disminuir las amenazas naturales de la ciudad había que “desmalezar, hacer cortafuegos, evitar la erosión y una legislación para demoler las viviendas abandonadas”. Con estas medidas implementadas, ¿se zanja el debate sobre la planificación urbana de Valparaíso?
El debate sobre la efectividad de la planificación urbana y sus instrumentos está lejos de zanjarse porque en estos espacios, naturalmente riesgosos, coexisten una infinidad de intereses mezclados, haciendo que la mayoría de los pobladores viva donde puede. En esa búsqueda, encuentran intersticios urbanos, de difícil acceso y, por ende, de escasa o nula regularización.
¿Qué desafíos supone la reconstrucción de las zonas siniestradas?
El mayor desafío es pensar en una solución desde una perspectiva sistémica, con un enfoque integrador, que permita resolver un problema tan serio desde una perspectiva distinta al enfoque sectorial -disciplinar- que lo ha creado. Es lo que administrativamente se denomina “El quinto poder”.
¿Qué aspectos deben ser considerados en la etapa posterior al incendio?
Lo primero es considerar las potencialidades y restricciones efectivas que tiene el territorio involucrado. Una vez realizada esta evaluación, respetar los límites que este nos impone. Una vez regularizada esta zonificación, establecer las diversas posibilidades que el entorno natural ofrece a los grupos humanos que allí quieren habitar.
¿Hay algo que se pueda hacer en el futuro respecto a los materiales constructivos de las futuras viviendas?
Por supuesto, siempre se puede hacer, siempre y cuando se estudien las posibilidades efectivas de los materiales del lugar, utilizando las denominadas tecnologías apropiadas, las estrategias pasivas. Un compromiso desde lo público, dado que es ese segmento de la población el que requiere un compromiso efectivo de sus autoridades, ya que ellos han realizado el esfuerzo de adaptarse a las condiciones de vida que les toca vivir y, por falta de estudios adecuados y estrategias efectivas de carácter profesional, han quedado expuestos a la peor de las tragedias, aquella donde se pierde todo.
Desde la institucionalidad pública, se puede colaborar en hacer de esta tragedia una oportunidad para poblar los cerros con niveles de vulnerabilidad más bajos, minimizar las restricciones, habilitar los espacios de carácter público y mejorar el equipamiento e infraestructura de carácter colectivo.
Fuente:
http://aldia.utem.cl/maria-eliana-pino-experta-en-planificacion-y-ordenamiento-territorial-de-la-utem-desde-la-institucionalidad-publica-se-puede-colaborar-en-hacer-de-esta-tragedia-una-oportunidad/
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