1. El conflicto
Un disco con la palabra “stop” y con un dibujo del ministro de Educación, Harald Beyer, adorna el pliego de “cinco exigencias” para un nuevo sistema educacional, que en julio pasado comenzó a distribuir la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y la Coordinación Nacional de Estudiantes Secundarios (Cones).
El petitorio, que es la base de la nueva ola de agitación estudiantil, dejaba en claro quién es ahora el nuevo “adversario”, a juicio de los dirigentes escolares y universitarios.
La llegada de Beyer a la cartera de Educación implicaba una apuesta del gobierno por despolitizar el debate educacional y llevarlo a un plano más técnico, dado el perfil que ostentaba el ex investigador del CEP, uno de los expertos más respetados en la materia.
Pero a ocho meses de asumir en la cartera de Educación, al economista le está sucediendo lo mismo que les pasó a Joaquín Lavín y Felipe Bulnes. Hoy, tampoco goza del cariño de los voceros estudiantiles.
La actual movilización, sin embargo, tendría características distintas al fenómeno registrado el año pasado, a juicio de los análisis del gobierno. Si bien la ciudadanía comparte las demandas de los jóvenes, sería menos tolerante a las protestas callejeras y a la tomas de establecimientos educacionales.
Además, algunos rostros del actual movimiento no tienen el mismo carisma de los líderes del 2011. Y a diferencia de las acciones de protesta, de índole cultural o deportiva, desplegadas el año pasado, las imágenes de TV que ha dejado la nueva movilización son básicamente hechos de violencia.
2. Adversarios
Los primeros chispazos de la actual movilización los dieron los secundarios, que realizaron a inicios de agosto una marcha no autorizada y dejaron como saldo tres buses quemados.
La postura más extrema la ha representado la vocera de la Aces, Eloísa González, quien ha responsabilizado a Beyer de la actual agitación.
Pese a no tener posturas tan radicales, la Confech y la Cones también se han mostrado distantes del ministro. Hasta la fecha, los dirigentes estudiantiles no han aceptado ninguna reunión formal con el titular de Educación desde que asumió en reemplazo de Bulnes.
Incluso, en sus primeros días de gestión, Beyer recibió una carta de la dirigencia de la Confech, a quienes invitó a subir a su despacho. No obstante, la invitación fue desestimada.
La única vez que coincidieron fue en una reunión del ministro con deudores del crédito Corfo. A la cita llegaron, sorpresivamente, algunos líderes universitarios para hablar exclusivamente del crédito Corfo.
Otras veces han coincidido en las comisiones de Educación del Senado y la Cámara, instancias donde los dirigentes han aprovechado de emplazar al secretario de Estado.
Además, en el último pliego planteado por las organizaciones estudiantiles, la primera exigencia, detallada bajo el título “Sin aspirinas”, plantea frenar gran parte de la agenda legislativa de Beyer.
3. Aliados
En medio de este paisaje de puentes cortados, Beyer ha apostado a establecer un lazo de comunicación con grupos menos radicalizados, como estudiantes que no quieren perder clases o apoderados. “A los padres no les gustan las tomas”, dijo esta semana.
El escenario sin negociaciones con los estudiantes también le ha dado una ventaja al ministro respecto de sus antecesores, quienes junto con conversar con los estudiantes, debían desgastarse en mantener alineados al oficialismo y al resto del gobierno detrás de ciertas decisiones. Para Beyer, en tanto, el cuadro legislativo está más despejado y el flanco interno ha sido más tranquilo que lo que les tocó vivir a Lavín y Bulnes.
4. Objetivos
Pese a las críticas de los estudiantes, la estrategia de Beyer se ha concentrado en remarcar que el gobierno ha respondido las demandas estudiantiles a través de siete reformas, entre ellas la nueva agencia de financiamiento estudiantil, que busca reemplazar a los bancos, y la superintendencia de educación superior, para regular el lucro.
Aunque ciertos proyectos no convencen a la oposición, que insiste con proyectos alternativos, por ejemplo, para regular el lucro, hay otras medidas, que -a juicio del oficialismo- podrían ver la luz este año, al margen de la opinión de la dirigencia estudiantil.
Los vaticinios gubernamentales señalan que en la medida en que la movilización pierda apoyo ciudadano, mayor será el demarque de la Concertación. Y respecto de las protestas, algunos en el Ejecutivo son de la idea de no complicarse y que es mejor acostumbrarse a vivir con ellas.
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